Javier Varela | 31 de mayo de 2021
El Gobierno vasco, el español y la RFEF, por acción u omisión, han evitado que la selección española de fútbol dispute tres partidos de la Eurocopa 2020 en Bilbao. Entre sus excusas llegaron a sostener que era un «evento masculinizado».
Los vascos mayores de 54 años no han visto jamás jugar a la selección española en directo y no porque ellos no quieran. Tremendo. Hay que remontarse al 31 de mayo de 1967 para ver el último encuentro del equipo nacional en el País Vasco. Fue en San Mamés, en el antiguo estadio del Athletic Club, en un choque correspondiente a la fase de clasificación para la Eurocopa de Italia 1968 ante Turquía. Ha llovido desde entonces. Aquel día ‘La Roja’ ganó 2-0, con goles de Grosso y Gento. Ese fue el último de los seis partidos que España ha disputado en Bilbao. Desde entonces la nada. Las instituciones vascas han mantenido el ‘veto’ a la selección española desde entonces y llevamos más de medio siglo sin cantar un gol de España en territorio vasco.
Las presiones y las duras exigencias impuestas por el Gobierno vasco, escudándose en motivos sanitarios, han hecho imposible que Bilbao acogiera a la selección española tras cinco décadas de ausencia
El eterno sueño para muchos de volver a ver a la selección jugar en el País Vasco se ha tornado en pesadilla. Esta vez ha estado más cerca que nunca. Las presiones y las duras exigencias impuestas por el Gobierno vasco, escudándose en motivos sanitarios, han hecho imposible que Bilbao acogiera a la selección española tras cinco décadas de ausencia. Y eso que fue un vasco como Ángel María Villar –entonces presidente de la Real Federación Española de Fútbol- el que en 2014 propusiera a la UEFA que Bilbao fuera una de las 12 sedes de la Eurocopa de 2020. Pero siete años después y cuando todo hacía indicar que España iba a volver a jugar en el País Vasco, Sevilla será la encargada de acoger a la selección en los partidos de la primera fase del campeonato continental.
Este desapego del País Vasco a la selección no es nuevo. De hecho, solo hay que echar un vistazo a las ciudades en las que ha jugado España sus partidos para hacerse una idea. Lo ha hecho en 39 ciudades españolas, siendo Madrid (64) y Sevilla (45) las que han albergado más partidos. Por detrás, Valencia (33), Barcelona (18) y Gijón (10). Sin embargo, en el País Vasco, además de los seis partidos disputados en Bilbao en toda la historia, San Sebastián es la única ciudad vasca que ha acogido un partido de la selección. Fue en un amistoso ante Francia en 1923. Hace casi un siglo.
El rechazo que ha tenido la selección española en muchos sectores institucionales y sociales vascos es evidente. Solo hay que ver cómo la izquierda abertzale se ha mostrado siempre contraria a la presencia de la selección española de fútbol por considerarlo una herramienta para el adoctrinamiento político de «españolizar Euskal Herria». Ya en 2009, la iniciativa del Parlamento vasco para que volviera a pasar por el País vasco la Vuelta a España y la selección disputara un amistoso se consideró por parte de Eusko Alkartasuna (EA) que no contribuiría a «acrecentar el sentimiento español en Euskal Herria» y que pretendían «utilizar el deporte como instrumento para el adoctrinamiento político».
En 2017, PNV, EH Bildu y Podemos unían sus votos en las Juntas Generales de Vizcaya para impedir que el combinado nacional jugase en la Catedral durante la Eurocopa
Otra muestra de esa animadversión hacia la selección se pudo ver en el Mundial de Sudáfrica 2010. Mientras en el resto de España -incluso en Cataluña aunque con sus más y sus menos- las calles se llenaron de pantallas gigantes para seguir la final, los ayuntamientos de Bilbao y San Sebastián se negaron. El penúltimo ‘cariño’ de las instituciones vascas llegó en 2017, cuando PNV, EH Bildu y Podemos unían sus votos en las Juntas Generales de Vizcaya para impedir que el combinado nacional jugase en la Catedral durante la Eurocopa en calidad de anfitrión, aunque ‘le permitían’ hacerlo como visitante. La gota que colmó el vaso fue cuando, el pasado 1 de febrero, EH Bildu y Podemos solicitaron al Ayuntamiento de Bilbao retirar la candidatura, porque se trataba de «un evento masculinizado», ya que el fútbol es un deporte que «discrimina a las mujeres». «Si se celebra, lo único que se va a generar son problemas, es lo que sucede cuando la testosterona campa a sus anchas», sentenció la representante de Podemos. Nada más que añadir.
Pues con este panorama histórico, que Bilbao terminara siendo la ‘casa’ de España durante la primera fase de la Eurocopa se antojaba casi imposible. El ayuntamiento bilbaíno, gobernado por el PNV, y el Gobierno vasco siempre defendieron que la Eurocopa se jugase en la ciudad por el «impacto económico» que tendría. Pero lo que no consiguió en su día el independentismo radical lo ha conseguido el coronavirus. La UEFA quería asegurarse la presencia de público en San Mamés y las condiciones que fijó el Gobierno Vasco y el Ayuntamiento de Bilbao lo hacían casi imposible. Ofrecían un máximo de un 25% de espectadores -algo menos de 14.000 personas-, algo que la UEFA hubiera podido aceptar, pero las otras condiciones auguraban el ‘no’. La entrada de público solo sería posible si la tasa de incidencia tanto del País Vasco como de toda España fuera inferior a 40 habitantes de cada 100.000, si el porcentaje de población vacunada fuera del 60% o si la tasa de ocupación de UCI por pacientes con covid estuviera por debajo del 2%. En ese momento, la tasa de incidencia acumulada en el País vasco era de 295 y los ciudadanos vacunados en todo el país no llegaban al 14%. El propio lehendakari, Iñigo Urkullu, señaló entonces que «mens sana in corpore sano, se dice para los deportistas; también para todos los ciudadanos; y, en este sentido, el objetivo es preservar la salud del público que pudiera asistir a instalaciones deportivas».
EH Bildu y Podemos solicitaron al Ayuntamiento de Bilbao retirar la candidatura, porque se trataba de «un evento masculinizado», ya que el fútbol es un deporte que «discrimina a las mujeres
La propuesta imposible del Gobierno Vasco se acogió de buen grado en la Real Federación Española de Fútbol para evitar charcos con la UEFA y, de paso, hacer un nuevo guiño a Sevilla. Una ciudad históricamente ligada a la selección y que además goza de una excelente relación con el actual presidente del fútbol español, Luis Rubiales. Allí se han disputado las Supercopas de España. De hecho, mientras se decidía si Bilbao era finalmente sede o no, Luis Rubiales anunció que el estadio de La Cartuja de Sevilla sería «la primera opción» en el caso de que la UEFA descartase a Bilbao. Algo a lo que se agarró el Gobierno Vasco para insinuar que no eran ellos los que no querían ser sede de la Eurocopa, sino que no los dejaban.
Y mientras tanto, el Gobierno de España como las vacas viendo pasar el tren. El Ejecutivo de Pedro Sánchez se limitó a lavarse las manos y a mantenerse al margen de todo dejando que fueran otros los que tomaran las decisiones y sin posicionarse de un lado o de otro para no meterse en un charco. No iba a hacer nada el presidente de todos los españoles que pudiera molestar a sus socios de Gobierno. ¿Les suena? La realidad es que España volverá a jugar en Sevilla y quién sabe cuánto tardaremos –y si estaremos vivos- en ver a la selección española de fútbol disputar un partido en el País Vasco.
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